Bücher online kostenlos Kostenlos Online Lesen
Das Zweite Spanische Lesebuch (Spanische Lesebücher)

Das Zweite Spanische Lesebuch (Spanische Lesebücher)

Titel: Das Zweite Spanische Lesebuch (Spanische Lesebücher) Kostenlos Bücher Online Lesen
Autoren: Elisabeth May
Vom Netzwerk:
por la tarde y ya había empezado a anochecer. Casi no había coches en la carretera. En algún lugar cantaban los pájaros. Las primeras estrellas empezaban a aparecer en el cielo. De repente comenzó a nevar. Paul salió del coche y encendió un cigarillo. Miró el anillo que Lisa le había dado. Se quedó allí, de pie, con la nieve cayendo sobre su pelo.
    La radio del coche comenzó a hablar: “Atención a todas las unidades. Un coche blanco se estrelló contra una farola y se dio a la fuga."
    Después de un corto espacio de tiempo, pasó un coche blanco con la música muy alta. Paul tuvo tiempo de percibir que el coche estaba muy dañado y que había algo sobre él. Montó en su coche, puso la sirena sobre el capó y salió detrás. Lo alcanzó y lo detuvo. De él salió un hombre. Se quedó de pie bamboleándose y Rost se dio cuenta de que estaba borracho. El hombre sonrió y le entregó a Rost sus documentos.
    "¿Cómo está, oficial?" preguntó. Paul miró al coche sin poder creer lo que estaba viendo. Sobre él había una farola.
    "Gracias. Estoy bien," dijo Paul, "¿Qué es lo que hay encima del coche?" preguntó Rost señalando la farola.
    El hombre miró el poste durante largo rato y después dijo: “Estaba ahí cuando compré el coche, lo juro," miró a Rost, "Creo que es una antena de GPS. ¿Usa usted el GPS, oficial? Gran invento, se lo recomiendo," se sujetó al coche con la mano para evitar caerse. Paul Rost llevó al hombre a la comisaría.
    En la comisaría pidieron a Rost que ayudara a un grupo de policías que estaban buscando a dos hombres que se habían fugado de la prisión. En una tienda saltó la alarma y Rost fue allí con uno de los oficiales de policía. Cuando llegaron allí había unos cuantos clientes y un vendedor. El vendedor era Bruno, el conocido de Paul Rost.
    "Buenas tardes. Ha saltado su alarma," dijo el policía.
    "Buenas tardes. ¿Ha saltado una alarma? ¿En nuestra tienda?" preguntó el vendedor.
    "Sí, en su tienda," contestó el policía.
    "No, debe haber algún error," Bruno miró a Rost, "Aquí todo está bien. Paul, quiero darte el regalo que te prometí. Amigo, coge esa caja azul que está en la estantería," pidió Bruno.
    "¿Qué es, Bruno?" dijo Paul, sorprendido.
    "Adelante, ábrela. Creo que te gustará," sonrió el vendedor. Paul fue a la estantería y cogió la caja azul. Tenía pintadas flores amarillas. Paul miró a Bruno con sorpresa. Bruno le devolvió la mirada en silencio. Paul abrió la caja y sacó un vestido de mujer. El vestido era azul con flores amarillas.
    "¿Qué es esto?" se sorprendió Paul de nuevo.
    "Es un vestido de mujer, amigo," respondió el vendedor, "Para tu mujer," sonrió Bruno.
    "Pero si yo no estoy casado," Paul no comprendía.
    "Bueno, hoy no estás casado y al día siguiente puedes estarlo," dijo Bruno con seriedad, "La vida – no es fácil. Por ejemplo, ahora yo estoy bien y dentro de cinco minutos me podría pasar algo," dijo el vendedor.
    "Me lo llevaré después. Gracias," Paul volvió a poner la caja del vestido en la estantería y salió de la tienda. El policía salió con Paul. Montaron en el coche y condujeron de vuelta a la comisaría. Rost miró atentamente las fotos de los criminales fugados. Iban por la carretera que pasaba por delante del aeródromo.
    "Se escaparon de una prisión que está a trescientas kilómetros de aquí. ¿Por qué los buscan por esta zona?" preguntó Rost.
    "Uno de ellos tiene aquí a su mujer y a su hijo. Se llama Arthur Stravinsky. Se fugaron de la cárcel la semana pasada, y hace tres días, la mujer y el hijo desaparecieron,” dijo el policía.
    "¿Por qué están cumpliendo condena?" preguntó Rost.
    "Arthur Stravinsky cumple condena por un atraco a mano armada a un banco. Es una larga historia. Los periodicos hablaron de ella," continuó el policía, "Su niño necesitaba someterse a una cara operación, y él atracó el banco para pagarla. Después hubo una persecución. Y durante la persecución uno de los coches de policía volcó y murió el policía que lo conducía.” El policía miró a Rost, “Por supuesto, lo condenaron a cadena perpetua. Ésa es la historia,” concluyó.
    "Así que están buscando a toda la familia," dijo Paul. Hizo una pausa y después añadió, “Mira, hoy tengo que ir al médico. ¿Puedes dejarme por allí cerca?” Preguntó Rost.
    "Oh vamos. Así se empieza. Yendo al médico… poniéndose enfermo… ¿Tú crees que yo quiero buscarlo?” el policía

Weitere Kostenlose Bücher