Das Zweite Spanische Lesebuch (Spanische Lesebücher)
erreichen
69. loco - verrückt
70. lomo – Rücken, der
71. masa - Masse, die
72. mató - getötet
73. ministro – Minister, der
74. momento - Moment, der
75. negocios - Geschäft, das
76. oyó - hörte
77. pálido - blass
78. palo - Stock, der
79. papá - Papa, der
80. parientes - Verwandte
81. percibió - bemerkte
82. pidió - fragte
83. preguntó - fragte
84. presionado - gedrückt
85. problema - Problem, das
86. propuse - schlug vor
87. protestó - protestierte
88. refuerzo - Verstärkung, die
89. saltó - sprang
90. seguir - folgen
91. segundo - Sekunde, die
92. sonó - klingelte
93. trompa - Rüssel, der
94. utilizar - nutzen
95. vacío - leer
96. velocidad - Geschwindigkeit, die
97. verja - Tor, das
98. volante - Lenkrad, das
99. volcar - kippten um
El A rma de Khan
De camino hacia el aeropuerto, Paul se metió en un atasco. Su taxi también se detuvo allí. Miró a su alrededor y vio, a la derecha, un muro largo y alto con una gran verja. Sobre la verja ponía Hal Hut.
"¿Qué es eso de la derecha?" preguntó Paul.
"Es la prisión Hal Hut," dijo el conductor del taxi, "Y ahí hay una granja de elefantes," señaló a la izquierda.
Paul miró hacia donde había señalado el conductor. Vio unos elefantes enormes. Unos cuantos estaban corriendo por el campo. Levantaron las trompas y bramaron.
"Algo les pasa a los elefantes," dijo el conductor. El teléfono de Paul sonó.
"Sí," contestó.
"Paul, soy Andrew. ¿Puedes hablar?" escuchó Paul.
"Sí, estoy en un taxi, de camino al aeropuerto," respondió Paul a Andrew.
"Los de la oficina central han pedido que te ocupes del avión que va a volar al norte de África. Necesitan toda la información que tengas. Si puedes subir al avión, el Ministro de Defensa creará un equipo de refuerzo. ¿Qué idiotas de nuestro país van a estar a bordo?" preguntó Andrew.
"Dos parientes - un padre y su hijo, los dos tienen problemas con la ley. Intentaré montar en el avión como piloto. Te volveré a llamar tan pronto tenga más información," dijo Paul.
"Comprendido. No te rindas. Norte de África - eso es más peligroso ahora mismo que nuestros ladrones y borrachos locales," dijo Andrew.
"De acuerdo. Hasta luego," concluyó Paul. De repente vio que la gente salía corriedo de los coches parados que estaban delante de él. El conductor de su taxi también salió de un salto del coche y escapó. Paul miró hacia adelante y vio que los elefantes venían corriendo por la izquierda hacia la carretera. Bramando, corrieron hasta los coches y los volcaron con sus trompas para dejar libre el camino. A continuación corrieron por la carretera hacia un camión. Salió rápidamente y vio a dos enormes elefantes que corrían hacia su taxi. Uno de ellos levantó un taxi con la trompa y lo volcó. Un hombre llevaba el otro elefante. Bramando, ese elefante pasó corriendo por delante de Rost. El hombre gritó fuerte y golpeó al elefante con un palo en el lomo. Paul le miró a la cara. Por un momento sus ojos se encontraron. ¡Increíble! ¡El hombre que iba sobre el elefante era Peter Ashur! ¡El hombre con el tatuaje "¡No hay tiempo que perder!" sabe cómo crearse problemas a sí mismo y a los demás. Gritando, dirigió al elefante hacia el camión que estaba a la derecha del muro de la prisión. Los demás elefantes le siguieron. Paul percibió un fuerte olor a alcohol en el aire. Los elefantes corrieron hacia el camión, levantaron sus trompas y las dejaron caer sobre el camión. Paul se acercó más para ver mejor. Algo se había derramado alrededor del camión. Probablemente fuera licor, porque el olor allí era muy fuerte. Los elefantes bebieron de los barriles del camión. Otros elefantes, los que venían detrás, no podían llegar a los barriles porque no había más espacio. Empezaron a golpear y aplastar a los elefantes que estaban al lado del camión. Estalló una pelea. El olor del alcohol volvía locos a los elefantes y, bramando, se golpeaban y empujaban unos a otros. Los que ya habían bebido licor ya no podían controlarse. Golpeaban y empujaban todo lo que veían. Toda esta loca masa aplastó y empujó tan fuerte el camión que éste presionó contra el muro de la cárcel hasta que se derrumbó con un estruendo. Paul vio unas cuantas celdas. Las personas que había en ellas miraban
Weitere Kostenlose Bücher