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Das Zweite Spanische Lesebuch (Spanische Lesebücher)

Das Zweite Spanische Lesebuch (Spanische Lesebücher)

Titel: Das Zweite Spanische Lesebuch (Spanische Lesebücher) Kostenlos Bücher Online Lesen
Autoren: Elisabeth May
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    69.    loco - verrückt
    70.    lomo – Rücken, der
    71.     masa - Masse, die
    72.    mató - getötet
    73.    ministro – Minister, der
    74.   momento - Moment, der
    75.    negocios - Geschäft, das
    76.    oyó - hörte
    77.    pálido - blass
    78.   palo - Stock, der
    79.    papá - Papa, der
    80.   parientes - Verwandte
    81.    percibió - bemerkte
    82.   pidió - fragte
    83.   preguntó - fragte
    84.   presionado - gedrückt
    85.   problema - Problem, das
    86.   propuse - schlug vor
    87.   protestó - protestierte
    88.   refuerzo - Verstärkung, die
    89.   saltó - sprang
    90.    seguir - folgen
    91.     segundo - Sekunde, die
    92.    sonó - klingelte
    93.    trompa - Rüssel, der
    94.   utilizar - nutzen
    95.    vacío - leer
    96.    velocidad - Geschwindigkeit, die
    97.    verja - Tor, das
    98.   volante - Lenkrad, das
    99.    volcar - kippten um
     

    El A rma de Khan
     
    De camino hacia el aeropuerto, Paul se metió en un atasco. Su taxi también se detuvo allí. Miró a su alrededor y vio, a la derecha, un muro largo y alto con una gran verja. Sobre la verja ponía Hal Hut.
"¿Qué es eso de la derecha?" preguntó Paul.
"Es la prisión Hal Hut," dijo el conductor del taxi, "Y ahí hay una granja de elefantes," señaló a la izquierda.
Paul miró hacia donde había señalado el conductor. Vio unos elefantes enormes. Unos cuantos estaban corriendo por el campo. Levantaron las trompas y bramaron.
"Algo les pasa a los elefantes," dijo el conductor. El teléfono de Paul sonó.
"Sí," contestó.
"Paul, soy Andrew. ¿Puedes hablar?" escuchó Paul.
"Sí, estoy en un taxi, de camino al aeropuerto," respondió Paul a Andrew.
"Los de la oficina central han pedido que te ocupes del avión que va a volar al norte de África. Necesitan toda la información que tengas. Si puedes subir al avión, el Ministro de Defensa creará un equipo de refuerzo. ¿Qué idiotas de nuestro país van a estar a bordo?" preguntó Andrew.
"Dos parientes - un padre y su hijo, los dos tienen problemas con la ley. Intentaré montar en el avión como piloto. Te volveré a llamar tan pronto tenga más información," dijo Paul.
"Comprendido. No te rindas. Norte de África - eso es más peligroso ahora mismo que nuestros ladrones y borrachos locales," dijo Andrew.
"De acuerdo. Hasta luego," concluyó Paul. De repente vio que la gente salía corriedo de los coches parados que estaban delante de él. El conductor de su taxi también salió de un salto del coche y escapó. Paul miró hacia adelante y vio que los elefantes venían corriendo por la izquierda hacia la carretera. Bramando, corrieron hasta los coches y los volcaron con sus trompas para dejar libre el camino. A continuación corrieron por la carretera hacia un camión. Salió rápidamente y vio a dos enormes elefantes que corrían hacia su taxi. Uno de ellos levantó un taxi con la trompa y lo volcó. Un hombre llevaba el otro elefante. Bramando, ese elefante pasó corriendo por delante de Rost. El hombre gritó fuerte y golpeó al elefante con un palo en el lomo. Paul le miró a la cara. Por un momento sus ojos se encontraron. ¡Increíble! ¡El hombre que iba sobre el elefante era Peter Ashur! ¡El hombre con el tatuaje "¡No hay tiempo que perder!" sabe cómo crearse problemas a sí mismo y a los demás. Gritando, dirigió al elefante hacia el camión que estaba a la derecha del muro de la prisión. Los demás elefantes le siguieron. Paul percibió un fuerte olor a alcohol en el aire. Los elefantes corrieron hacia el camión, levantaron sus trompas y las dejaron caer sobre el camión. Paul se acercó más para ver mejor. Algo se había derramado alrededor del camión. Probablemente fuera licor, porque el olor allí era muy fuerte. Los elefantes bebieron de los barriles del camión. Otros elefantes, los que venían detrás, no podían llegar a los barriles porque no había más espacio. Empezaron a golpear y aplastar a los elefantes que estaban al lado del camión. Estalló una pelea. El olor del alcohol volvía locos a los elefantes y, bramando, se golpeaban y empujaban unos a otros. Los que ya habían bebido licor ya no podían controlarse. Golpeaban y empujaban todo lo que veían. Toda esta loca masa aplastó y empujó tan fuerte el camión que éste presionó contra el muro de la cárcel hasta que se derrumbó con un estruendo. Paul vio unas cuantas celdas. Las personas que había en ellas miraban

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