Das Zweite Spanische Lesebuch (Spanische Lesebücher)
multando por viajar a Libia sin billete," dijo, y mostró a Aladdin la ametralladora. “¡Espero que vea el cielo de diamantes muy pronto!"
Rost y Pandora regresaron al coche y arrancaron. Llevaban unos veinte kilómetros cuando los aviones los sobrevolaron. En ese momento vieron una multitud de personas. En medio del desierto del Sáhara se erguía un pequeño edificio de dos pisos y unas pocas docenas de casitas alrededor. Una gran multitud se hallaba en la plaza delante del edificio de dos pisos. Muchos de ellos gritaban y portaban banderas. En medio de la plaza había una plataforma. Unas cuantas personas gritaban desde arriba, y la gente repetía lo que gritaban. Muchos estaban cubiertos de sangre y algunos vendados, otros vestían uniformes militares. A la izquierda había un monumento y varias personas intentaban derribarlo con una cuerda. Varios intentaron meterse en medio y estalló una pelea. Las mujeres y los niños corrían y gritaban entre aquellos que estaban luchando. Los que estaban en la plataforma empezaron a tirar panfletos. Algunos los cogían ávidamente, mientras que otros los rompían. Una mujer de negro agarró a su niño y, con miedo, escapó corriendo de la plaza. Pandora detuvo el coche cuando vio que algunas personas venían corriendo y gritando hacia ellos. Ella preparó la pistola, pero Ashur le puso la mano en el hombro.
"Son amigos, Lisa. Se alegran mucho de vernos," dijo Ashur y salió del coche. Levantó las manos, saludando a la gente, y caminó hacia ellos mostrando su sonrisa. Paul Rost salió del coche y recogió un panfleto. En él aparecía la cara de Peter Ashur y la de otra persona, y en la parte inferior había un pequeño texto escrito en el idioma local. La gente corrió hacia Ashur, lo levantaron y lo llevaron a través de la multitud. La gente gritaba y saludaba con la mano. Llevaron a Ashur hasta la plataforma y él empezó a gritar algo a la multitud en su idioma nativo. La multitud repetía las palabras de Ashur. Paul entonces se dio cuenta de que el color del pelo y la piel de Ashur se parecía al de los locales. Ashur empezó a botar al ritmo de sus propias palabras. Y la multitud empezó a botar al ritmo de Ashur. De pie entre la gente que gritaba, Rost sintió la fuerte energía que emanaba de la multitud. Durante un segundo se sintió atemorizado, y empezó a buscar a Pandora. Ashur gritó y saltó una vez más y la plataforma de madera se rompió bajo sus pies. Se cayó hasta la cintura dentro de la plataforma, pero las demás personas tiraron de él inmediatamente y lo pusieron de pie. Pandora estaba al borde de la plaza y hablaba con un grupo de hombres. Los hombres estaban armados y Rost se dio cuenta inmediatamente de quiénes eran. Pandora y otras varias personas del grupo entraron en el edificio. Paul Rost miró a su alrededor y los siguió .
Nur eine Chance
Paul Rost und Lisa Pandora fuhren mit hoher Geschwindigkeit durch die Sahara. Der verletzte Peter Ashur lag auf dem Rücksitz und sein Vater saß neben ihm. Ashurs Vater wurde sehr nervös, als er hört, was sein Sohn gerade plante.
„Du solltest das nicht machen, Sohn“, sagte er und schaute seinen Sohn an. „Dieses Spiel ist zu groß und zu gefährlich. Du hast bereits John Vega und Lisa betrogen und sie werden dir nicht vergeben.“
„Ich werde Pandora viel mehr geben, als ich ihr genommen habe. Und Vega ist ein Idiot und verdient, was er bekommen hat!“, sagte Ashur, richtete sich auf und setzte sich neben seinen Vater. „Meine Freunde haben bereits alles vorbereitet. Alles was sie jetzt brauchen bin ich und meine Erfahrung in internationalen Beziehungen!“
Ashur sah das Lächeln Rost und seinen schnellen Blick auf seine Füße, „Ja, meine Erfahrungen. Und du solltest nicht lächeln, Paul“, er zeigte mit seinem Finger auf Paul. „Wenn ich gewinne, wirst du das Geld und die Prämien nicht ablehnen, die ich dir und allen meinen Freunden geben könnte! Deshalb musst du mir jetzt helfen, ich brauche deine Hilfe und die Hilfe meiner Freunde so sehr! Es ist unsere einzige Chance! Paul, du musst das verstehen!“
Paul Rost sah Ashur sehr ernst an, aber er sagte nichts.
„Was ist das?“, fragte Pandora. Paul sah hinaus und sah etwas auf dem Boden. Es bewegte sich. Als sie näher kamen, wurde ihnen klar, was es war. Es waren die Köpfe von zwei Menschen, die in den Boden eingegraben waren. Die Menschen konnten nicht heraus. Ihre Hände waren wahrscheinlich
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