Bücher online kostenlos Kostenlos Online Lesen
Das Zweite Spanische Lesebuch (Spanische Lesebücher)

Das Zweite Spanische Lesebuch (Spanische Lesebücher)

Titel: Das Zweite Spanische Lesebuch (Spanische Lesebücher) Kostenlos Bücher Online Lesen
Autoren: Elisabeth May
Vom Netzwerk:
bolsa de herramientas y se va.
     
    El electricista Alexander Hephaestus llega al banco. Va junto al director del banco, John Vega.
    "Hola, Sr. Vega," saluda el electricista al director.
    "Buenos días," saluda el director al electricista, "Volvemos a tener problemas con el sistema de alarma. ¿Puedes arreglarlo hoy?"
    "Primero necesito comprobar por qué no funciona," responde el electricista. El director y el electricista van a la caja fuerte. El director abre la caja y entran. El electricista empieza a comprobar la alarma. Después dice: "Necesito una hora para hacer todo."
    "No tenemos tanto tiempo. Te doy media hora para hacer todo," dice el director con tranquilidad. "Empieza, Alexander," concluye, y va a su despacho. Cinco minutos más tarde Lisa Pandora, la cajera, entra en el despacho del director.
    "Buenos días, Sr. Vega," saluda la cajera al director.
    "Buenos días, Srta. Pandora," saluda el director a Lisa Pandora, "¿Cómo está?" pregunta.
    "Gracias. Estoy bien. ¡Pero parece que usted está teniendo problemas!" dice la cajera en voz alta y lanza un billete sobre la mesa, "¿Por qué pone ‘Amamos el col ' en lugar de ‘Confiamos en Dios' en este billete de cien dólares? ¿Y por qué hay un dibujo de un conejo en vez de Ben Franklin?" protesta.
    "Tranquila, tranquila Lisa. Por favor," suplica John Vega. Va hacia la puerta, la abre y mira al pasillo. Allí no hay nadie. Después cierra la puerta y vuelve a la mesa: "Puedo explicarlo todo. Me engañaron cuando cambié el dinero por billeres limpios. Me dieron billetes falsos," se justifica el director del banco.
    "John Vega, no me interesan sus problemas," insiste Lisa Pandora, "Necesito billetes legales, no falsos. ¡Déme mi dinero!" dice en voz alta, y lanza los billetes falsos con los conejos sobre la mesa.
    "Por favor, tranquilícese, Lisa," suplica otra vez Vega, "Lo haré todo. Llévese estos billetes falsos," dice el director en voz baja, y saca el dinero falso de encima de la mesa, “Lisa, escuche. El electricista Alexander Hephaestus está aquí. Está arreglando la alarma,” dice el director en voz baja, "Esta noche no funcionará la alarma. Podría sacar mucho dinero de la caja fuerte. Y no sería el dinero de los conejos, Lisa. Estos serán billetes de cien dólares reales,” dice Vega en voz baja, "Ahora vaya a trabajar. Yo lo haré todo,” concluye. La cajera Lisa Pandora no responde. Se levanta y sale del despacho del director.
     

    Jetzt oder N ie
     
    Es ist Dienstagmorgen und Alexander Hephaestus, ein Elektriker, packt sein Werkzeug in seine Tasche. Seine Frau kommt und beobachtet ihn.
    „Wohin gehst du?“, sagt sie.
    „Ich muss diese eine Sache machen“, antwortet Alexander.
    „Planst du Vega noch einmal zu helfen?“, fragt seine Frau. Alexander Hephaestus antwortet nicht. Er bleibt still und packt weiter sein Werkzeug in seine Tasche. Seine Frau nimmt ihn am Arm.
    „Bitte, Alexander, geh’ nicht zu Vega. Ein schreckliches Unglück wird dir passieren. Denk’ an unsere Kinder“, fleht sie.
    „Vega verlangt von mir den Auftrag zu erledigen“, sagt Alexander.
    „Hast du ihm gesagt, dass du diese Art von Arbeit nicht länger machst?“, fragt sie.
    „Er verlangt es von mir. Ich kann nichts dagegen tun. Ich muss hingehen und den Auftrag erledigen! Verstehst du?“, schreit er.
    „Geh’ nicht! Bitte, denk’ an mich und an die Kinder! Was soll aus uns werden, wenn dich die Polizei erwischt?“, fleht seine Frau.
    „Und du solltest daran denken, was Vega tun würde, wenn ich diesen Auftrag nicht erledige!“, schreit Alexander.
    „Vega betrügt dich immer! Du bist ein naiver Idiot! Und er ist auch ein Idiot! Wie viel hast du für den letzten Auftrag bekommen?“, schreit die Frau.
    „Er hat zehntausend Dollar aus der Bank genommen. Dann haben sie sie gegen fünftausend saubere Dollar getauscht. Und er hat mir zweitausend gegeben“, rechtfertigt sich Alexander.
    „Er hat zehntausend Dollar für fünftausend Dollar getauscht?“, fragt sie.
    „Das gestohlene Geld war in der Bank registriert. Man kann es nicht ausgeben. Weißt du das nicht?“, sagt Alexander.
    „Bist du dir sicher, dass er dir Dollarscheine gegeben hat? Heißt es auf den Dollarscheinen wirklich ‚Wir lieben Kohl’ anstelle von ‚Auf Gott vertrauen wir’?“, protestiert sie.
    „Sie haben ihn betrogen, als er das gestohlene Geld in sauberes Geld umgetauscht hat“, rechtfertigt sich Alexander.
    „Er wurde betrogen, weil er ein Idiot ist!

Weitere Kostenlose Bücher