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Das Zweite Spanische Lesebuch (Spanische Lesebücher)

Das Zweite Spanische Lesebuch (Spanische Lesebücher)

Titel: Das Zweite Spanische Lesebuch (Spanische Lesebücher) Kostenlos Bücher Online Lesen
Autoren: Elisabeth May
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en esa dirección. Un avión lo sobrevoló a muy poca altura con un horrible estruendo. Los camellos echaron a correr en distintas direcciones. Un hombre salió de la tienda y se acercó al fuego.
    "¿Qué clase de avión es ése?" preguntó.
    "¡Es muy grande!" gritó otro.
    "¿Dónde está el misil?" gritó el hombre desde la tienda. El otro abrió una de las cajas que había en el suelo, sacó un misil y se lo entregó. El hombre que había salido de la tienda se lo colocó sobre el hombro, cerró un ojo y disparó. Pero disparó mal. La bomba salió por el otro lado y fue a dar contra las cajas del suelo. Una gran explosión provocó que una enorme columna de fuego y humo inundara el aire.
    Aladdin se preparaba para disparar el misil antimisil. Se colocó frente a una gran compuerta abierta en la parte trasera del avión. Cuando vio la explosión, miró hacia Ashur, quien estaba a su lado con el mismo tipo de misil.
    "¡Le ha dado! ¡Le ha dado!" gritó y rió. En ese momento despegó otro misil y casi le da al avión, pero Ashur rápidamente lanzó un misil antimisil y el misil golpeó lo golpeó y explotó. La explosión tiró al árabe de espaldas, pero se levantó con rapidez y  preparó otro misil térmico. Vieron otros dos misiles. Aladdin y Ashur lanzaron misiles antimisil y los misiles volvieron a explotar. Otra persona se acercó a la compuerta con un misil antimisil y empezó a ayudarles.
    En la cabina, Rost miró por la ventanilla.
    "Si ve un compuesto de misil dígamelo inmediatamente," le gritó al padre de Ashur. El anciano también miró por la ventanilla. En aquel momento, Aladdin entró apresuradamente en la cabina.
    "¡Es hora de soltar los paracaidistas! ¡Ascienda cuatrocientos metros!" ordenó.
    Paul Rost se giró y vio que las personas que estaban en el avión se estaban colocando los paracaídas y cogiendo armas de las cajas.
    "¡Voy a elevarme cuatrocientos!" dijo, y el avión empezó a ascender.
    El árabe miró por la ventanilla y ordenó a los paracaidistas que saltaran. Los paracaidistas empezaron a saltar del avión. Pero de nuevo estaban lanzándoles misiles desde tierra. Ashur continuaba lanzando los misiles antimisil sin detenerse. Todos los paracaidistas saltaron. Solo se quedaron en el avión los “consultores de economía internacional” y Aladdin. Llevaban puestos paracaídas.
    "¡Gracias por tu trabajo!" le gritó el árabe a Ashur, "¡Aquí está tu dinero!" sacó su pistola y empezó a disparar. Ashur se las arregló para esconderse detrás de una caja. El árabe aulló y saltó del avión. Los “consultores” saltaron tras él. Ashur miró por la compuerta abierta, pero apareció otra bomba y de nuevo volvió a coger los misiles antimisil y empezó a lanzarlas. Su padre salió de la cabina y corrió hacia él.
    "¿Qué ha ocurrido, Peter? ¿Dónde están todos? ¿Quién estaba disparando?" preguntó.
    "Fue Aladdin. Quería pagarme por mi trabajo, pero no acertó," dijo Peter Ashur, "¡Coge los misiles antimisil y lánzalos! ¡Deprisa!"
    Su padre empezó a lanzar los misiles antimisil. Ashur corrió a la cabina.
    "Paul, ¡tiene que aterrizar o volar más alto! ¡Están disparándonos muchos misiles!" gritó.
    "¡Vamos a aterrizar!" dijo Paul.
    "¡Hola, Ashur!" dijo una voz femenina.
    Ashur y Rost se giraron y vieron a Lisa Pandora. Estaba de pie tras ellos, apuntándolos con una pistola.
    "¡Siéntate, Ashur!" gritó Pandora. Ashur se sentó. Ella le apuntó a la cara con la pistola. Estaba claro que tenía muchas ganas de vengarse.
    "Hola. Te veo muy bien, Lisa," sonrió Ashur.
    "John Vega te dice hola," dijo Pandora.
    "Vega... Me alegro de que..." empezó Ashur, pero Pandora lo interrumpió.
    "Paul, siento haber actuado así. Ashur me obligó a hacerlo," apuntó con la pistola a Ashur.
    "¿Yo?" dijo Ashur, sorprendido.
    "Ashur lo planeó todo," continuó Lisa, "el robo al banco y nuestro viaje juntos. Hasta quiso llevarse sus muebles para vigilarlo más de cerca. Después dijo que usted era el hombre perfecto para el trabajo."
    "¿Qué muebles? Paul, ¡no la crea!" pidió Ashur.
    En aquel momento, un misil golpeó la cola del avión.
    "¡Papá!" gritó Ashur, y salió corriendo de la cabina.
     
    En algún lugar del desierto, una carretera atravesaba la arena. Se cruzaba con otra carretera. En el cruce había un semáforo. Los vehículos apenas circulaban por esa carretera, pero el semáforo siempre funcionaba. Dado que funcionaba con paneles solares, solo lo hacía

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